Toda reforma comienza por algún lugar de la casa, por algún sueño, y en este caso el suyo era «un comedor grande donde podamos juntarnos toda la familia los fines de semana para comer y mis nietas tengan espacio para jugar y correr» y voilá, ahí lo tiene. Este ha sido uno de esos proyectos que se disfrutan muchísimo, que no quieres que se acabe porque aunque haya sido largo a medida que avanzaba todo, ella nos hacía saber constantemente que estábamos cumpliendo su deseo y poco a poco se iba imaginando en esa mesa compartiendo momentos con su familia. Y es realmente una familia muy especial para nosotros. La casa, en origen, tenía 4 dormitorios y actualmente podían prescindir de uno así que ese dormitorio que sobraba junto con un pasillo que nos molestaba han sido los que nos han permitido crear ese gran salón comedor. El comedor ha sido el lugar donde más tiempo hemos invertido, es la joya de la casa, el que nos recibe al entrar y nos marca perfectamente que es el lugar más importante, por eso, cada mueble se ha elegido meticulosamente. Buscábamos piezas únicas, con historia, y creerme que para algunas hemos tenido que esperar bastante, nos hemos tenido que ir hasta Francia para encontrarlas (ej. la maravillosa vitrina del salón ó la mesa y las sillas). Sin embargo, estamos convencidos de que esa espera ha merecido mucho la pena. El resto de la casa lo pensamos en tonos muy neutros, blanco para la carpintería y los muebles combinado con la nobleza de la madera, que como en el suelo, ella quiso mantener. Siendo estos tonos los predominantes, hemos querido añadir también algún toque de color como en la zona de mesa de cocina, baños y zona de salón.